EUROPA PRESS
8 abril 2016
Lunares y cáncer de
piel: 6 cuestiones que quizá no sabías
La relación entre cáncer y lunares forma parte de las
campañas de detección precoz del cáncer de piel. Estar atentos a los cambios en
los también conocidos como 'nevos' o 'nevus' por los dermatólogos es un paso importante para el
diagnóstico precoz de esta enfermedad pero ¿qué otros aspectos debemos de tener
en cuenta sobre lunares y cáncer de piel?
Según
explica a Infosalus el doctor José Luis López Estebaranz, dermatólogo
y presidente de
Otros
factores de riesgo que aumentan la posibilidad de padecer cáncer de piel son las
quemaduras solares que se producen en la infancia y la adolescencia; los
antecedentes familiares o de haber padecido epitelioma basocelular
u otro tipo de cáncer de piel (que aumentan el riesgo de un segundo cáncer de
piel); o la inmunosupresión, ya sea por una
enfermedad que ocasiona unas menores defensas o por la toma de medicamentos en
las personas que han pasado por un trasplante o padecen cáncer.
Conoce mejor tu piel
A
continuación, el doctor López Estebaranz señala a Infosalus seis cuestiones básicas sobre lunares y cáncer de
piel que pueden ayudarnos a disminuir los riesgos de padecer la enfermedad:
1.
Aparición y número
En
la aparición de un mayor número de lunares incide el factor genético, ya que
pueden ser más numerosos entre quienes tienen los fototipos de piel más claros,
pero también la exposición al sol hace que salgan más lunares hasta los 40-50
años, para después dejar de aparecer e incluso algunos involucionar.
2.
Si son más de cien ...
Es
necesario someterse a una revisión anual por el dermatólogo si tenemos más de
cien lunares. Se realiza una dermatoscopia digital
que identifica y localiza los lunares y determina si existe algún cambio
significativo o signo de alarma.
3.
Tipos de lunares
El
mayor riesgo de malignidad se produce en los lunares de mayor tamaño. Por lo
general los bebés nacen sin lunares, que van apareciendo entre los dos y cinco
años de edad. Los lunares que ya se encuentran en la persona en su nacimiento
se denominan 'nevus melanocíticos
congénitos' y lo habitual es que vayan creciendo de tamaño con el paso de los
años.
4.
Cualquier lunar puede malignizarse
La
mayoría de casos de cáncer de piel aparecen 'de novo', sin estar implicado un
lunar, como una mancha que empieza a crecer, pero otros surgen desde un lunar
preexistente. El cáncer de piel que suele manifestarse a partir de los lunares
es el melanoma, que no es el más frecuente entre los tipos de cáncer de piel
pero sí el más agresivo aunque un diagnóstico precoz mejora el pronóstico.
El
cáncer de piel más frecuente es el epitelioma basocelular,
cuya apariencia inicial se asemeja a una herida, lesión ulcerada, que no
cicatriza, que presenta elevación y una pequeña red de vasos sanguíneos. Su
ubicación inicial más común es el rostro.
5.
Autoexploración cada dos meses
Cada
dos meses hay que revisar las manchas y lunares que tenemos y vigilar signos de
alarma como la aparición de súbito de un lunar o mancha, su aumento de tamaño,
cambios en la forma o color y la aparición de sangrado. Como ya se ha
mencionado, cuando son más de 100 lunares los que existen, se debe realizar un
mapa corporal y dermatoscopia una vez al año.
6.
Radiación UV, quemaduras en la infancia y fármacos
Además
de hacer un seguimiento de los lunares que tenemos, el principal factor de
riesgo a modular y que marca la diferencia es la protección frente a la
radiación ultravioleta, ya sea de fuentes naturales como el Sol o artificiales
como las lámparas. Se deben evitar las quemaduras solares en los primeros años
de vida y si existe algún fármaco que aumente el riesgo, sustituirlo en la
medida de lo posible, sobre todo cuando ya se ha padecido cáncer de piel.